Resumen
La Constitución como carta magna de un país delia las reglas bases con las que la sociedad se desarrolla y pone los límites de las transformaciones que se pueden realizar. Actualmente la Constitución chilena, estructura la sociedad a partir de la familia nuclear heterosexual y una relación del Estado con la Sociedad que privatiza los cuidados y la reproducción social a través de un modelo subsidiario. Apostar a una Constitución Feminista que garantice el derecho de las mujeres a la ciudad requiere de entender la responsabilidad colectiva y social de los cuidados, pensando las ciudades como promotor de estas relaciones corresponsables. De la misma manera que entiende a la sociedad desde su igualdad y libertad, más allá de la familia heterosexual. Este capítulo aborda la necesidad de que ciudades se piensen y planifiquen desde una perspectiva feminista, lo que va a requerir políticas públicas que respeten y promuevan la diversidades de cuerpos y realidades que habitan nuestro país y la Constitución entendida como la base para ello.